Si cada vez que ingieres bebidas frías o calientes o cuando
comes algo dulce, sientes una punzada breve pero aguda en tus dientes, entonces
puedes padecer sensibilidad dental. Esta afección es muy común y hoy vamos a apredender
como podemos evitarla.
La hipersensibilidad es, por lo general, temporal y se
reduce rápidamente. En aquellas ocasiones en que es muy severa y persistente se
requerirá un tratamiento odontológico especializado.
Básicamente las causas de la sensibilidad son cuatro:
- En primer lugar, la abrasión, o lo que es lo mismo, la pérdida del esmalte por el roce de un objeto. El motivo más común es una incorrecta técnica de cepillado. Un cepillado de dientes brusco o agresivo puede provocar una recesión o pérdida de las encías y que la zona cervical del diente –el cuello– quede al descubierto.
- En segundo lugar se encontraría el desgaste exagerado producido por el contacto diente con diente, ejemplo de ello puede ser el bruxismo –apretar los dientes de manera voluntaria o involuntaria–.
- La erosión sería el tercero de los motivos causantes de la hipersensibilidad. Los agentes químicos causantes de la erosión de esmalte dental pueden encontrarse en dietas ricas en alimentos con una elevada acidez, en ciertos productos que se utilizan en los blanqueamientos o en los ácidos gástricos. En este sentido, es frecuente encontrar casos de sensibilidad dental puntual en enfermos de bulimia o en mujeres embarazadas que manifiestan vómitos recurrentes durante el período de gestación.
- Por último, ciertos procesos odontológicos como la ortodoncia pueden ser la causa que desembocaría en la sensibilidad.
- Cepillarse los dientes todos los días con una pasta dental con fluoruro
- Limpiarse entre los dientes todos los días con hilo dental u otro producto similar
- Comer con inteligencia: limitar los alimentos azucarados entre comidas
- No fumar ni masticar tabaco
- Visitar regularmente al dentista
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